viernes, 18 de abril de 2008

Mi primer contacto con el hierro 1956

Llequé del Táchira a Caracas a los 17 años, en agosto de 1943 con la intención de inscribirme en la Academia Militar. José Roberto Vivas, uno de mis hermanos mayores, autor de la Clave Dactiloscópica Venezolana, trabajaba en la Oficina de Identificación y Extranjería del Ministerio de Relaciones Interiores. El veía el futuro de Venezuela en la industria metalmecánica y me recomendó estudiar en la Escuela Técnica Industrial de Caracas, en vez de la Academia Militar de Venezuela.

Inicié mis estudios industriales en la Escuela Técnica Industrial en la esquina de San Lázaro, en la especialidad de Mecánica, bajo la dirección del ilustre ingeniero Luís Caballero Mejías. En 1947, una vez finalizados mis estudios, me fui a los campos petroleros del Zulia a adquirir experiencia laboral en la Venezuela Oil Consetion V.O.C. del grupo Shell hasta 1951. Continué trabajando en la industria metal mecánica de la zona industrial de Caracas en los talleres de maquinarias y vehículos del Ministerio de Obras Públicas M.O.P. y en la General Motors de Venezuela.

Una mañana de Junio de 1956 un grupo de jóvenes visitaban la línea de ensamblaje de la General Motors y yo les explicaba los pormenores de la producción, por curiosidad les pregunté el origen de la visita y me respondieron que formaban parte de un grupo de técnicos que recibían un curso preparatorio, en la Oficina de Estudios Especiales de la Presidencia de la República con el fin viajar al extranjero para recibir entrenamiento siderúrgico. Uno de ellos me indicó la dirección de la oficina y me sugirió que fuera a inscribirme como aspirante.

Ese mismo día en horas de la tarde llené una solicitud con mis datos, educación y experiencia, etc., luego fuí llamado para presentar un examen psicotécnico y concursar con otros aspirantes para formar parte del tercer grupo de técnicos que serian enviados a Italia a recibir entrenamiento para la puesta en operación de la futura planta Siderúrgica del Orinoco en el Estado Bolívar.



ITALIA 1956-1960

Formé parte del grupo de estudiantes que irían becados por el Gobierno Nacional a recibir entrenamiento siderúrgico en Italia. Este entrenamiento seria coordinado por la empresa italiana Innocenti, que había ganado la licitación internacional para la construcción de una planta siderurgica a orillas del río Orinoco en el sitio denominado Matanzas a 15 kms de Puerto Ordaz. Después de tres meses, de conocimientos básicos de siderurgia e italiano, alrededor de veinte aspirantes fuimos llamados a la Dirección por el Profesor Rubén Gómez para la firma de un contrato ante el Ministerio de Fomento, por lo que renuncié a mi cargo en la General Motors donde trabajaba. Se coordinó la salida para mediados de Octubre de 1956 y citaron al grupo ante la Dirección de la Oficina de Estudios Especiales para unas palabras de despedida. El Director de la Oficina nos felicitó y nos deseó suerte en el exterior, pero para sorpresa nuestra en el Directorio se encontraba el Coronel Marcos Pérez Jiménez, Presidente de la República, quien al felicitarnos en la despedida nos dijo la siguiente frase: “...Ustedes serán la punta de lanza que iniciará en Guayana la forja de una nueva Venezuela: la Venezuela Industrial. Cumplan con su deber”.

Partimos para Roma en un Consteletion de Aeropostal el tercer grupo de técnicos venezolanos. Nos presentarnos en Milán ante el Ing. Horacio Rosales encargado de la Oficina de Estudios Especiales en Italia para nuestras futuras ubicaciones en diferentes fábricas y ciudades de Italia. Un pequeño grupo y yo fuimos asignados al Stabilimento Ilva de Piombino, otros fueron enviados a Venecia y otros a Génova.

El Stabilimento ILVA “Alti forni e Acciaierie d´Italia”, estaba situado en la ciudad de Piombino, región de Toscana, Provincia de Livorno. Esta ciudad se encuentra situada frente a la Isla de Elba y en sus alrededores floreció la civilización etrusca, anterior a los romanos. La Planta Siderúrgica a ciclo integral, era de gran capacidad, para ese momento estaba dotada de modernas instalaciones industriales y sus productos primarios eran perfiles, productos planos, rieles y coque.[1]

Esta fábrica fue totalmente destruida en 1944 durante la Segunda Guerra Mundial, salvándose las alungas (ejes cardánicos) del tren 1100, las cuales aún conservaban las huellas de la metralla. Con su tenacidad los italianos de la post-guerra lograron reconstruir la fábrica, y para 1956 cuando llegamos a Italia, la misma estaba en plena producción. Solo se recordaban los bombardeos por las huella de metralla en los ejes del Blooming.

Merece la pena comentar un hecho relacionado con esta fábrica, y que guarda relación con la historia ferroviaria de Venezuela. El tren de laminación 800 producía en 1957 rieles de doce metros en todos los turnos de trabajo, destinados al Plan Ferroviario de la Unión Soviética. Nuestra Planta Inoccenti de Matanzas también tenía un tren de laminación 800, con todas las instalaciónes requeridas para laminar rieles ferroviarios, de tecnología mucho más avanzada y moderna que el de la planta ILVA de Piombino, sin embargo, este tren de laminación, se utilizó durante treinta y cuatro años para producir perfiles de acero para la industria, siendo descontinuado sin haber aprovechado la oportunidad de producir ni un solo riel ferroviario. Mientras en el mundo entero se ampliaban las redes ferroviarias como en Japón, Alemania, Unión Soviética, Cuba, USA, Latinoamérica, etc., nuestros gobiernos oscurantistas de turno paralizaron durante cuarenta años el Plan Ferroviario Nacional, que había sido puesto en marcha por el Gobierno del General Marcos Pérez Jiménez, utilizando rieles de producción nacional, objetivo que nunca llegó a cumplirse. Como resultado de este plan ferroviario, solo se construyó el tramo Barquisimeto-Puerto Cabello con rieles importados.

La explicación de los gobiernos de entonces se sustentó en la modernidad de la era de la aviación y de la utilización de las grandes autopistas para el transporte de carga, construida con el asfato producido por la nueva industria petrolera. En consecuencia, se consideró que el sistema ferroviaro era cosa del pasado.[2]

Este Plan Ferroviario Nacional suspendido en 1958, se retomó en Venezuela con el proyecto Metro de Caracas, en continuo desarrollo. En el marco de los logros de la nueva Venezuela Bolivariana ya se ha reiniciado un nuevo Plan Ferroviario. Gracias al optimismo y esfuerzo patriótico del Gobierno del Presidente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías, están en proceso el tramo Caracas-Los Valles del Tuy, la continuación del metro Caracas-Los Teques, la repotenciación del ferrocarril Barquisimeto-Puerto Cabello, el Metro de Valencia, los Trolybuses para Mérida, el Metro de Maracaibo, la Vía Férrea incorporada al segundo puente sobre el río Orinoco y la total Red Ferroviaria Nacional. Los caminos del hierro volverán a brillar bajo el sol venezolano llevando de un lugar a otro el progreso y futuro de un nuevo país.

El entrenamiento siderurugico en Piombino consistió en adquirir conocimientos amplios sobre mantenimiento preventivo y correctivo en instalaciones tales como: Marina, Acería Siemes Martin, Trenes Primarios y comerciales de Laminación. Compartíamos el entrenamiento práctico con clases teóricas relativas a la Industria Siderúrgica.

Llegué a Piombino en 1957 En esta pequeña ciudad de la Toscana nació mi segunda hija. A mediados de Abril de 1958 y a raiz de los sucesos del 23 de Enero, el grupo de Piombino recibió instrucciones del nuevo organismo Instituto Venezolano del Hierro y el Acero I.V.H.A. de regresar a Venezuela. A finales de Abril regresamos a Caracas donde recibimos instrucciones de presentarnos a las oficinas del Instituto en Matanzas, Estado Bolívar, allí iniciamos nuestro trabajo, desde las barracas de soltero del campamento Innocenti. En función de mis conocimientos de mecánica fui nombrado inspector fiscal para la recepción de instalaciones de la Innocenti al I.V.H.A.

A nombre del I.V.H.A., realicé la recepción y prueba de calidad operativa de las grúas puente de la Fábrica de Tubos y del Taller Central de Mantenimiento con capacidades variables desde 5 TN hasta 100 TN. Estas instalaciones estuvieron totalmente concluidas en Diciembre de 1957, incluso la Fábrica de Tubos sin Costura, que a finales de 1957 laminó en el tren grande varios tubos como prueba, utilizando tochos de acero importados. Inexplicablemente estas dos unidades productivas estuvieron clausuradas hasta mediados de 1961 según rumores que circularon en la época, debido a un reclamo contractual entre el I.V.H.A. y la empresa constructora Innocenti.

A mediados de Agosto de 1958 un grupo seleccionado de ex-becarios recibimos instrucciones del Capitán José Vicente Azopardo, Presidente del I.V.H.A. de regresar a Italia a continuar el entrenamiento suspendido en Abril de 1958. Este grupo de 21 ex-becarios debería recibir un entrenamiento intensivo en la producción de Tubos de Acero sin Costura y por consiguiente regresamos a la Planta de Tubos sin Costura de la empresa Dálmine Apuania situada en Marina di Massa, Provincia de Livorno, Italia.

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