Es sin lugar a dudas el principal problema que sentimos día a día todos los Venezolanos, las armas blancas y de fuego, están en manos de la gran mayoría de la ciudadanía: malandros, delincuentes, clase baja, clase media, clase alta e incluso en casi todas nuestras cárceles.
Como una probable solución a este flagelo me permito hacer las siguientes sugerencias:
Operación Desarme
Cuando yo llegué a Caracas en 1943, a mis 17 años, estudiaba en la Escuela Técnica Industrial en la esquina de San Lázaro y vivía en La Pastora. En mi recorrido diario, tanto a la ida como a la venida, era chequeado hasta dos y tres veces por la policía de entonces en busca de posibles armas blancas o de fuego.
La policía requisaba a todo el mundo, en: cines, autobuses, plazas, calles, y aeropuertos, incluso se presentaban a media noche en los prostíbulos de Caño Amarillo y Catia y chequeaban a todos los presentes, en busca de las fulanas armas.
Hoy en día vivo en Ciudad Guayana y en los últimos 60 años, jamás me ha chequeado un policía, salvo en los Aeropuertos internacionales y eso después del célebre 11 de septiembre.
Tampoco en los años 40 existían las Armerías para la venta al público de armas blancas y de fuego, con el visto bueno de las autoridades (CAVIN). Hoy en cada ciudad importante del país, existen hasta dos y tres Armerías para la venta de armas al público.
Soy de la más humilde opinión de que si se lograra revivir aquellas Ordenanzas Municipales, del Gobierno del General Isaías Medina Angarita, que autorizaban a la policía a efectuar esos concebidos chequeos en todas partes, habría menos armas en manos de los ciudadanos. Igualmente que también se ordenara la clausura de todas las Armerías a nivel nacional. Creo que de esta manera estaríamos haciendo “algo” positivo para disminuir las armas en poder de la ciudadanía.
Educar a nuestros jóvenes
Pero no basta con desarmar a la ciudadanía, tenemos que tratar de experimentar otras variables, que nos van a ayudar a disminuir los índices de inseguridad hasta niveles aceptables.
Por ejemplo:
Culturizar y sembrar conciencia en nuestra juventud desde la infancia.
Ya la ´hierba maldita´ está llegando a nuestros planteles de educación media, así como el licor prolifera en nuestros barrios. Tenemos que sembrar conciencia y esto sería una labor entre los padres de familia y los maestros de escuela, dictando charlas periódicas en los planteles y en los hogares, dando a conocer a los alumnos los peligros de la droga, el licor y sus efectos negativos.
Introducir cambios en nuestros liceos de bachillerato.
Podríamos convertir a nuestros liceos en liceos industriales semejantes a las escuelas técnicas o al colegio La Salle, por ejemplo. La Salle gradúa bachilleres industriales en especialidades de soldadura, electricidad, mecánica, ebanistería, etc., estos alumnos al graduarse pueden ingresar al mercado laboral y continuar estudios universitarios durante la noche, en cambio nuestros actuales bachilleres cuando se gradúan no saben hacer nada y si consiguen trabajo es como obreros o ayudantes, algunas veces de artesanos que no tienen ni 4to grado. Por esto algunos se sienten frustrados y terminan en manos de la delincuencia para subsistir.
Crear centros de capacitación agro-ganaderos e industriales a nivel nacional.
Re-educar a nuestros jóvenes delincuentes y no enviarlos a los retenes policiales como El Rodeo, Yare y La Planta. Estos retenes son centros de capacitación de la delincuencia. Deberíamos crear centros de formación artesanal, industrial y agropecuaria en diversas zonas del país para que en un periodo no mayor de tres años podamos convertir a estos delincuentes en personas útiles a la sociedad. Saldrían como peritos mecánicos, latoneros, electricistas, soldadores, oficinistas, ebanistas, ganaderos, agrícolas, etc.
Como una probable solución a este flagelo me permito hacer las siguientes sugerencias:
Operación Desarme
Cuando yo llegué a Caracas en 1943, a mis 17 años, estudiaba en la Escuela Técnica Industrial en la esquina de San Lázaro y vivía en La Pastora. En mi recorrido diario, tanto a la ida como a la venida, era chequeado hasta dos y tres veces por la policía de entonces en busca de posibles armas blancas o de fuego.
La policía requisaba a todo el mundo, en: cines, autobuses, plazas, calles, y aeropuertos, incluso se presentaban a media noche en los prostíbulos de Caño Amarillo y Catia y chequeaban a todos los presentes, en busca de las fulanas armas.
Hoy en día vivo en Ciudad Guayana y en los últimos 60 años, jamás me ha chequeado un policía, salvo en los Aeropuertos internacionales y eso después del célebre 11 de septiembre.
Tampoco en los años 40 existían las Armerías para la venta al público de armas blancas y de fuego, con el visto bueno de las autoridades (CAVIN). Hoy en cada ciudad importante del país, existen hasta dos y tres Armerías para la venta de armas al público.
Soy de la más humilde opinión de que si se lograra revivir aquellas Ordenanzas Municipales, del Gobierno del General Isaías Medina Angarita, que autorizaban a la policía a efectuar esos concebidos chequeos en todas partes, habría menos armas en manos de los ciudadanos. Igualmente que también se ordenara la clausura de todas las Armerías a nivel nacional. Creo que de esta manera estaríamos haciendo “algo” positivo para disminuir las armas en poder de la ciudadanía.
Educar a nuestros jóvenes
Pero no basta con desarmar a la ciudadanía, tenemos que tratar de experimentar otras variables, que nos van a ayudar a disminuir los índices de inseguridad hasta niveles aceptables.
Por ejemplo:
Culturizar y sembrar conciencia en nuestra juventud desde la infancia.
Ya la ´hierba maldita´ está llegando a nuestros planteles de educación media, así como el licor prolifera en nuestros barrios. Tenemos que sembrar conciencia y esto sería una labor entre los padres de familia y los maestros de escuela, dictando charlas periódicas en los planteles y en los hogares, dando a conocer a los alumnos los peligros de la droga, el licor y sus efectos negativos.
Introducir cambios en nuestros liceos de bachillerato.
Podríamos convertir a nuestros liceos en liceos industriales semejantes a las escuelas técnicas o al colegio La Salle, por ejemplo. La Salle gradúa bachilleres industriales en especialidades de soldadura, electricidad, mecánica, ebanistería, etc., estos alumnos al graduarse pueden ingresar al mercado laboral y continuar estudios universitarios durante la noche, en cambio nuestros actuales bachilleres cuando se gradúan no saben hacer nada y si consiguen trabajo es como obreros o ayudantes, algunas veces de artesanos que no tienen ni 4to grado. Por esto algunos se sienten frustrados y terminan en manos de la delincuencia para subsistir.
Crear centros de capacitación agro-ganaderos e industriales a nivel nacional.
Re-educar a nuestros jóvenes delincuentes y no enviarlos a los retenes policiales como El Rodeo, Yare y La Planta. Estos retenes son centros de capacitación de la delincuencia. Deberíamos crear centros de formación artesanal, industrial y agropecuaria en diversas zonas del país para que en un periodo no mayor de tres años podamos convertir a estos delincuentes en personas útiles a la sociedad. Saldrían como peritos mecánicos, latoneros, electricistas, soldadores, oficinistas, ebanistas, ganaderos, agrícolas, etc.
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